Técnica que trata el cuerpo en su globalidad, totalidad. Es el arte de escuchar al cuerpo con las manos de una manera intuitiva e inteligente a través de un contacto muy ligero que sirve tanto de diagnóstico como de tratamiento. Está basado en el principio de que el cuerpo tiene toda la información que necesita para sanarse y mantener un estado de equilibrio. El papel del terapeuta es ayudar, impulsar y agilizar la inteligencia de sanación innata del cuerpo.
La Terapia Biodinámica Craneosacral se basa en el principio de la existencia de una serie de movimientos rítmicos que emergen de los tejidos y fluidos del núcleo del cuerpo y se denominan “las mareas”. La potencia y calidad con que emerge y se transmite este impulso a todo el organismo determina su estado de salud y vitalidad.
Se centra en el mecanismo de respiración primaria, una respiración que es más importante que la respiración pulmonar que conocemos. El mecanismo de respiración primaria se da entre el cráneo y el sacro, de ahí su nombre Craneosacral, en el que intervienen distintos factores como la fluctuación del líquido cerebroespinal, el movimiento de los huesos craneales, el movimiento del sacro entre los ilíacos, la motilidad del sistema nervioso y el sistema de tensión recíproca de membranas. Este mecanismo de respiración primaria es la base de la salud y cuando los factores que intervienen en esta respiración no están equilibrados se producen alteraciones físicas, en tejidos, órganos, vísceras, columna vertebral, sistema digestivo, endocrino, nervioso, circulatorio, respiratorio, excretor, reproductor, muscular, etc.
Se trata de la escucha y acompañamiento del movimiento del líquido cerebroespinal, de los huesos craneales y de los tejidos, órganos y vísceras donde la persona alcanza profundos estados de descanso y relajación regulando así el SNC, base de la salud y recuperando el equilibrio. Ayuda al cuerpo a conectar con sus propios recursos.
La terapia craneosacral es tan suave y segura que es apropiada para personas de todas las edades, desde ancianos hasta niños y bebés, así como durante el embarazo y posparto, después de una operación, un accidente o en condiciones de fragilidad. Al tratarse de una terapia global de todo el cuerpo, puede ayudar a las personas con casi cualquier condición, incrementando su vitalidad y permitiendo utilizar sus propios recursos de autocuración.
El énfasis del trabajo radica en acompañar a la persona a restablecer su expresión de salud.