Adibi lleva quince años trabajando en favor de las personas con diversidad funcional, enfermedades raras y familiares. Pero la falta de unas instalaciones adecuadas, limita su capacidad para el desarrollo de los servicios y talleres que proporciona y que podría, incluso, ampliar en un futuro.
Según explica Nuria Alba, trabajadora social, “con un espacio adecuado a nuestros servicios, podríamos ofrecer una atención diurna a las necesidades personales básicas, terapéuticas y socio-sanitarias de las personas con diversidad funcional o enfermedades raras, promoviendo su autonomía y su permanencia en su entorno habitual y proporcionando también apoyo familiar”.
Sin embargo, la asociación dispone únicamente de un local en el barrio de Nueva York de algo más de 43 metros cuadrados, donde es casi imposible trabajar.
Una de las consecuencias más dolorosas es la falta de privacidad y los problemas éticos que acarrea a los profesionales porque, como señala Alba, “nos hemos visto obligados a ejercer intervenciones individualizadas psicológicas en salas comunes sin respetar la confidencialidad y discreción de la persona atendida, sesiones fisioterapéuticas en sedes de otros compañeros sin los medios adecuados y sesiones de terapia ocupacional en aquellos espacios que nos ofrecen sin existir una continuidad en el tiempo”.
Lo sabe muy bien Ricardo Olivares terapeuta ocupacional que se desplaza a Ibi una vez a la semana y que ha pasado ya por varios locales municipales para impartir sus sesiones. En el Centro Social Polivalente, donde se encuentra ahora, “es difícil conseguir que los niños se concentren porque en las salas de al lado ensayan música y juegan al bingo y los ruidos son constantes”. Además, como esa habitación es utilizada el resto de la semana por otros colectivos, cada vez hay que sacar y guardar el material.
Sobre ello, Nuria Alba añade que el almacenaje es otra de las dificultades que sufre la asociación, “anualmente optamos a ayudas para la adquisición de material rehabilitador y por no disponer de un espacio se encuentra disperso por diferentes lugares”.
En cuanto a la continuidad de los servicios, al no disponer de un local estable se ven obligados a suspender temporalmente los servicios. Les ocurre ahora en el Polivalente con la llegada de las escuelas de verano y les ocurrió también en la Fábrica Rico, con los bailes para mayores, viéndose afectadas una decena de familias de los servicios de terapia ocupacional y gimnasia correctiva. Alba lamenta esta situación que viene arrastrándose desde hace muchos años porque “Adibi dispone de los profesionales idóneos, pero no del espacio adecuado para ejercer los servicios y proyectos a las personas que lo necesitan. Y realiza un llamamiento a las instituciones o entes privadas que puedan ayudar a la entidad para obtener un mayor espacio”.